Quedan 625 días

No llego hasta aquí de casualidad. Crisis económica mundial, pájaros muertos en extrañas circunstancias en Estados Unidos, desastres naturales y nucleares en Japón. Algo me lleva diciendo que no son fenómenos inconexos sino que están relacionados entre sí y con las profecías de los mayas y Nostradamus. También lo avala la Nasa, que asegura que en 2012 una tormenta solar afectará a nuestro planeta de alguna forma.

Por esa razón, servidor, Ernesto González Jiménez, he decidido cambiar de rumbo mi, ya de por sí, tediosa vida urbana.Tan vulgarmente correcta. Me licencié en Economía en 1997. Al año siguiente, ya empecé a trabajar de asesor fiscal en una aburrida gestoría, en la que, por cierto, se me valora más por mi eficacia que por mi creatividad. En 1999, después de dos años planificándolo todo, me casé y me compré una casa con mi novia universitaria, Teresa. Ella, antes de convertirse en la vaca burra que es ahora, ha engendrado a mis dos hijos gemelos, Alfonso, como su abuelo, y Tomás, como su otro abuelo. Con sus 10 abriles, los niños se han convertido, junto a su madre y mi trabajo, en una verdadera pesadilla. Pero, todo eso va a cambiar a partir de hoy. Voy a hacer un viraje total y cambiaré mis obligaciones por el placer más egoísta. Para ello, mis prioridades pasan por provocar un despido con indemnización económica y mi divorcio con Teresa. Si alguien la pudiera escuchar ahora mismo mientras duerme (con esos ronquidos de bestia parda), o simplemente la viera (con esas bragazas de elástico cedido durante años), me podría entender. Mi plan está urdido en mi cabeza desde hace varias semanas, pero paso a la acción mañana mismo en la oficina. Mañana, los detalles. Por cierto, me, nos quedan tan sólo 625 días.