miércoles, 25 de enero de 2012

Tormentas solares, Fitur y una nueva chica

Aburrido o, como dice el comentarista, 'havurrido'. Pues no vas a estarlo en los próximos meses. Poco a poco te irás dando cuenta de que lo que yo he ido contando por aquí no ha sido ningún delirio quijotesco. Las noticias poco a poco van formando el puzzle. Hace tiempo que los mayas auguraron una tormenta solar. Pues, ya la tenemos aquí. Por favor, Hedonista, hazme el favor de poner un enlace de una noticia de Abc sobre la Tormenta Solar. Hace unos meses muchos me tomaban por un pirado y seguramente muchos lo seguirán creyendo. Pues aquí tenéis. Otro aviso serio. Dije hace ya un par de meses que pronto habría un problema tecnológico grave que desestabilizaría la sociedad actual. Si leéis la noticia, veréis que están en peligro muchos satélites.
Si Aburrido tienes ganar de perder el tiempo leyendo el periódico y encajando noticias, que lo haga, pero eso no va a remediar nada. Puedes incluir en el repertorio el incremento de exorcismos en los últimos días y el cierre de Megaupload, pero eso sólo son anécdotas para hacer gracias con el fin del mundo. Os aseguro que lo peor está por venir.
Y si os interesa como estoy pasando estos últimos meses de vida, os contaré que me mudé finalmente a ese piso de calle San Juan. No está nada mal la distribución. Está casi todo nuevo. Ah, y tiene jacuzzi. Pero, lo mejor que me ha pasado estos días fue que me fui a Madrid. He estado una semana recorriendo la capital de España con la excusa de la celebración de Fitur (la Feria Internacional de Turismo). Gracias a Gabi me dieron una acreditación como visitante en los días dedicados a los profesionales. Y me he traído cientos de folletos e ideas para viajar en estos meses. Lo que no he conseguido es ningún contacto carnal. Aquello parecía un pase de modelos. Lo mejor de toda la feria ha sido el expositor de Melilla: Cuatro chicas en bikini tumbadas en una playa virtual. Intenté hablar con una de ellas, pero parece que no la dejaban hablar con el público.
También he aprovechado la ocasión para recorrer la ciudad. Tanto de día como de noche. Desde la Plaza Mayor a Malasaña. Lo mejor, el domingo en La Latina. Primero fui al rastro y luego a tomar unas cañas por esos bares tan típicamente madrileños. De esta forma he conocido a Ana, una voluptuosa mujer de 35 años que celebraba el final de Fitur con sus compañeros periodistas. Me incorporé a su grupo y terminé quedándome a solas con ellas en un pub llamado 'Déjate liar'. El ósculo fue acertado y tuvo algo de continuación. Intercambiamos salivas, los teléfonos y ya está. Le dio el síndrome de Cenicienta. "Me tengo que ir ya, guapo", me dijo. Madrugaba al día siguiente para coger el AVE a Sevilla. Es de esa ciudad. Y no lo pueda negar con su cerrado acento. Me llamó "quillo" varias veces porque no recordaba mi nombre. Era lo único malo de su embriaguez. Si a eso se le puede buscar el lado negativo, claro. Le he prometido hacerle una visita en breve. Ella me ha dicho que vaya dentro de dos fines de semanas. ¡Me quiere llevar a ver el Betis! La chica no podía ser perfecta. Ya he aprendido en estos meses que, cuando te encuentras con una chica sexy, moderadamente inteligente y con ojos intensos, tiene que tener alguna tara psicológica. ¿Sería mejor que fuera coja? No lo sé, la verdad. Vaya preguntas me hago a veces.
Bueno, os contaré más novedades en breve. Quizás lo haga antes del fin de semana. Gabi me ha dicho que vaya a una fiesta de una amiga suya. El único requisito es ir disfrazado de algo relacionado con las galaxias y esas chorradas. Quizás vaya de tormenta solar.
Mientras tanto, el tiempo sigue con su empeño de seguir avanzando y dejándonos cada vez menos tiempo para disfrutar. Ahora sólo quedan 330 días para el fin del mundo. Sálvese quien pueda mientras tanto.

martes, 10 de enero de 2012

Quedan 345 días (Ernesto vuelve por fin)

No, no he desaparecido, pero no lo he pasado precisamente bien. Lo de escribir todo lo que iba a hacer no era tan buena idea, sobre todo si el tal Hedonista sigue colgándolo en la red. He estado casi un mes en la cárcel por un delito de evasión fiscal por esos famosos fondos de inversión en Gibraltar. Parece que alguno de los seguidores del blog conoce a alguien que es amigo, a su vez, de la vaca burra. La policía llevaba tiempo detrás de mí, pero mis continuos cambios de domicilio han conseguido despistarlos sin saberlo durante varias semanas. Pero, mi querida ex mujer se las ingenió para hacerme una visita en son de paz y localizar así el piso alquilado en la plaza de la Constitución. Por cierto, a la vuelta me he encontrado que ya está alquilado de nuevo. El dueño se enteró de mi asunto y me ha mandado todas las cosas a mi antigua casa.
Ahora estoy viviendo en la de Gabi, que me ha dejado vivir temporalmente en una habitación que más bien se asemeja a un trastero. Lógicamente doy por perdido el dinero que estaba en Gibraltar y los 5.000 euros impuestos por la fianza han salido de los pocos ingresos que tenía. De este modo, ahora mismo me encuentro al borde de una quiebra técnica. Dependo de la prestación por desempleo y de unos 9.000 euros que me quedan aún del préstamo personal. No voy a poder permitirme una vida tan sibarita como hasta ahora, así que tendré que optar por reducir mis lujos o bien optar por buscar alguna forma de ingresos fáciles.
La experiencia en prisión de poco me ha servido. He estado estos días en Alhaurín de la Torre, pero ni he conocido a Roca ni a ningún ex alcalde al que poder consultarle alguna maniobra para ganar dinero fácilmente. Sólo he conocido a algunos enganchados que han robado minucias. Eso sí, no con guante blanco como es mi caso.
Voy a seguir contando lo que se pueda para que mi querido amigo pirata pueda seguir publicándolo en el blog. Pero, está claro que no voy a dar muchos detalles sobre alguna maniobra de dudosa legalidad. Así que, si os extraña que pronto vuelva a derrochar el dinero, no me preguntéis de dónde lo he sacado. Secreto de confesión. Eso no quiero decir que lo vaya a hacer.
Ahora mi primer objetivo es encontrar una casa más o menos decente para vivir. El ático de la plaza de la Constitución era ideal. Siento defraudar a los seguidores que querían venir a la fiesta, pero lógicamente era imposible. Lo único interesante que he hecho en este tiempo de ausencia justificable ha sido el viaje a Dublín. Bonita ciudad, pero demasiado pequeña para mi gusto. Una vez visto el Temple Bar y digeridas varias pintas de Guinness, pocas cosas más puedes hacer allí. Me perdí por otras zonas, pero sólo encontré antros de macarrillas irlandeses con conciertos de aficionados y servicios repulsivos que olían a vómito, orina y heces.

Mañana voy a ver un piso por la calle San Juan. Tiene buena pinta. Por 500 euros, con dos dormitorios y a estrenar. Ahora, pendiente aún del juicio, me plantearé ciertas fórmulas para vivir bien. Con algo de suerte no me llegarán a juzgar antes del fin de nuestros días. Sin embargo, el juez me ha obligado a realizar un test psicológico o algo así para verificar mi estado de salud mental. Sospecha que no ando bien de la cabeza por mis continuos cambios de domicilio, por mi paso temporal por el psiquiátrico y, sobre todo, porque Teresa ha contado lo de este blog. Señor juez, si está usted leyendo esto, sepa que no he cometido ningún delito más que el de intentar salvar lo que he ganado durante años con mi trabajo para poder mantener a la que era mi mujer y mis hijos. Nunca he disfrutado de lo que he ganado y creo que es justo hacerlo ahora. Lo que yo piense sobre el fin del mundo es algo que se ha de respetar. Guste o no. Espero que me entienda y que se haga seguidor del blog y vea mis evoluciones. Y mientras tanto, sólo os digo a todos que el tiempo pasa cada vez más deprisa. Y ahora queda ya menos de un año. ¡Qué digo! Tan sólo 345 días para el fin del mundo. Hacedme caso y no perdáis más el tiempo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Quedan 401 días (Veinte días después)

De nuevo han pasado una veintena de días para que vuelva a escribir. Tengo que reconocer que desde que sé que estáis leyéndome (puedo ver el número de visitas del blog del pirata que se hace llamar 'Hedonista') me siento algo intimidado. He llegado incluso a plantearme dejar de escribir, pero ahora no tendría sentido. De hecho, tampoco lo tendría que siga haciéndolo. ¡Qué se yo! Reconozco que los dos últimos comentarios anónimos me han alegrado bastante. De hecho me estoy llegando a plantear una fiesta salvaje en mi nuevo hogar.Conseguí hacerme con un magnífico ático de la plaza de la Constitución hace ya casi tres semanas. Tengo una gran terraza y unas vistas magníficas. No tiene sentido que desaprovechemos tan brillante ubicación. Lo idóneo sería hacer un gran encuentro anónimo. Si queréis, con máscaras. Cada hombre debería aportar al menos dos mujeres y ninguna de ellas debería tener una relación sentimental. Bueno, si la tuviera, debería estar abierta a un intercambio de pareja. La fecha puede ser el próximo 21 de diciembre, cuando que de justo un año para el fin del mundo. Lo de sacarse los penes al principio me parece demasiado soez. Es preferible que la noche hable por sí sola y no adelantar acontecimientos. ¿Qué os parece? Yo pondría la bebida y la comida, por supuesto. Espero ser un buen anfitrión. Es más, estoy dispuesto a aportar a Kasienka, mi querida polaca de ojos azules. Abandoné mis relatos justo antes de tener una cita con ella en Málaga. Ya os dije que mi objetivo era beneficiármela, pero no fue fácil lograrlo. La invité a quedarse en mi casa, pero terminó quedándose en la de una compatriota suya. Intenté no sentirme molesto y le eché paciencia. Tres citas más hicieron falta para convencerla y llevarla este pasado fin de semana al Hotel Convento de La Magdalena, un cinco estrellas situado en un recóndito enclave de Antequera. Un fin de semana romántico en una 'suite junior' que me ha salido por poco más de doscientos euros. Mereció la pena. Allí se entregó con bastante promiscuidad. La botella de vodka Diva Premium que nos subimos a la habitación fue el detonante de un fin de semana de éxtasis sexual. En la primera velada me dejó exhausto, pero al amanecer recobré fuerzas. Nos llamaron la atención por sus alaridos. Sexo del bueno, sin tabúes ni delicadezas. Aviso: En la fiesta la cambio por alguna similar, así que si ya habéis pensado en ella, necesito una desinhibida similar. Y, por supuesto, que esté de muy buen ver. Nada de orondas de carnes flácidas.
Durante estos veinte días han pasado muchas cosas, pero tampoco quiero aburriros con las gestiones que he realizado en Gibraltar o con las peleas que tengo con el vecino de abajo por el volumen de la música. He comprado billetes a Dublín para los primeros días de diciembre. . He salido varias noches por el centro en solitario y me lo he llegado a pasarlo muy bien. Eso sí, no he conseguido ligar con ninguna. A punto estuvo de caer una chica bastante ebria, pero sus amigas me calaron muy pronto. Las muy zorras impidieron que me la llevara a casa. Lo de ir solo por los bares no tiene que dar muy buen escaparate. Creo que he dado la sensación de ser un psicópata. Hace dos semanas encontré de nuevo a Gabi y sus secuaces. Les conté resumidamente mis historias y ellos las suyas, que apenas las recuerdo porque no me interesan un bledo. Me propusieron ir este próximo fin de semana a una casa rural. Cinco habitaciones, cuatro hombres (incluido yo) y ocho mujeres. La cosa promete. Me han dicho que van a llevar 'monguis'. Creo que es un hongo alucinógeno. No estoy seguro si lo probaré. Si algunos de los que lean esto en el blog de mi querido bucanero de las letras lo ha catado, que me diga su experiencia, por favor.
Mientras todo esto ocurre el mundo sigue con su particular agonía ecológica y económica. El desastre está cada vez más cerca y muy pocos lo vemos. Siguen creciendo las revueltas y la madre tierra muestra algunas señales de lo que será su gran venganza. Quedan 401 días. Mañana será una cifra más redonda y espero que mucho lo reflexionéis. Pensad en que yo empecé a escribir hace 225 días. Muchas cosas han cambiado a peor desde entonces. Ahora la progresión no va a ser aritmética sino geométrica. Amigos, hay que apretarse bien los machos. Lo dicho. Quedan sólo 401 días. Sed felices mientras tanto.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Quedan 421 días (Predicciones para los próximos meses avaladas por los mayas)

Llevo casi veinte días sin escribir ni una palabra. Realmente no he conseguido sobreponerme del todo al hecho de que llevéis más de seis meses leyéndome. Y yo sin enterarme.Durante las tres últimas semanas he estado analizando los comentarios que me habéis dejado. En general, tengo la sensación de que me tomáis por un pirado. No tengo que demostrar nada a nadie. Pero, como dije en el anterior relato, voy a seguir escribiendo y guardando los textos en mi cuenta de hotmail, que está hackeada. No voy a cambiar la contraseña para ponérselo fácil al pirata que cuelga todo esto en la red. Lo hago porque no me importa para nada vuestra opinión. Yo continúo viviendo de la mejor forma posible el poco tiempo que nos queda, mientras que vosotros os limitáis a reíros de mí. Cuando el sabio señala a la Luna, los tontos miran el dedo.O algo así.
Lo que no entiendo es por qué no os dais cuenta de lo que está pasando últimamente. Sin ir más lejos, desde la última vez que escribí ha habido varios terremotos (Uno de ellos muy cerquita de aquí), siguen incrementándose el movimiento de los indignados, la economía sigue resintiéndose en todo el mundo,... Esto es el principio del fin. Advertidos quedáis. Estamos cumpliendo un ciclo planetario, que se hará más evidente y definitivo en 2012. No lo digo yo, lo dicen los científicos.Son muchos los que ya avisan de que el planeta se va a resentir muy pronto. Después está el factor humano, claro. Los descontentos contra el abuso de unos pocos. Se está dejando notar y se hará más evidente en los próximos meses. Es más, me temo que cuando entremos en el próximo año, me resulte a mí también más difícil de los placeres que nos ofrece la vida en estos tiempos. Seguro que ninguno de vosotros se ha preocupado en este tiempo de averiguar lo que se dice en el el Chilam Balam de Chumayel, el libro sagrado de los mayas. En él encontraréis algunas claves importantes. Os recuerdo que esta civilización, llena de misterios sin dilucidar aún hoy día, es la que más os pueden sorprender por sus aciertos científicos. Sabían sobre todo de astrología. Predijeron eclipses y sabían perfectamente la trayectoria que iban a recorrer algunos meteoritos. Ellos predijeron que desde el eclipse de 1999 en adelante el mundo se iría preparando para el final de los días. Llevamos más de una década viendo como los desastres naturales van en aumento, los conflictos bélicos no paran de soliviantar a algunos pueblos oprimidos, el cambio climático se deja notar y la economía internacional ha conseguido tocar techo y suelo en cuestión de meses en el mundo que se supone más civilizado. Todo eso es lo que predicen las escrituras más valoradas de los mayas. No me invento nada. Podría estar horas escribiendo, pero no os lo voy a dar todo hecho. Sólo puedo adelantaros que, por lo que he deducido durante años dedicados a este tema, en los próximos meses (seguramente antes de final de año o en el próximo invierno) vamos a vivir un gran desorden social y una de nuestras formas más importantes de comunicación va a poner en evidencia la capacidad tecnológica del sistema actual. Mi buen amigo pirata espero que subraye esto para que quede constancia y veáis que no estoy tan loco como pensáis.
Mientras tanto, la vida continúa. Y la mía no va mal. Se acabó el verano, pero realmente fue hace poco.Por culpa de mi supuesta 'locura' he tenido que posponer mi viaje a Dublín. Seguramente lo harén en unas cuantas semanas. Me ha venido bien para aprovechar el buen tiempo que nos quedaba aquí. Al final, me quedo con los meses de septiembre y octubre en nuestra querida Costa del Sol. Para quitarme las penas por lo que habéis puesto de mí en ese blog, me fui una semana al hotel de Benahavís donde se alojó la familia de Obama. Toda una semana de descanso y relax: Masajes, hidroterapia, grandes comilonas en los restaurantes del pueblo y mucho vino. Mi salud ha mejorado notablemente. Lo noto. Quizás sea porque también he conocido en el hotel a una camarera polaco que me ha encandilado. Se llama Kasienka, que traducido a nuestro idioma significaría algo así como pura. No creo que lo sea mucho, pero poco me importan. No me atrae por la castidad que se desprendería de su nombre sino más bien por sus curvas. Soy así de simple en estos tiempos que corren. He coqueteado varias veces con ella durante mi estancia, pero ha sido tan profesional que casi me voy sin conseguir su teléfono. Al final, me lo pasó debajo de una servilleta en la penúltima noche que estuve alojado allí. Al día siguiente descansaba, así que la llamé y la invité a dar un paseo por Puerto Banús. Habla bastante bien español y es muy agradable. Además de su cuerpo voluptuoso, tiene una cabeza con ojos azules, cabello rubio y una boca enorme que iluminaría la noche más triste con sólo sonreír. Perdonad por lo poético que me he puesto. Puede que ella lo merezca, pero yo lo único que quiero ahora mismo es tirármela. Y no una vez, claro. Hasta que quede bien saciado. Por eso, la he invitado a visitarme en Málaga el próximo lunes. Descansa ese día y el martes, así que aprovecharé bien la ocasión. Por eso, lo primero que he hecho cuando he llegado a mi casita de Pedregalejo ha sido coger lo necesario y buscar un piso con más estilo en el centro histórico. Mañana voy a ver un ático cercano a la plaza de la Constitución. Cuesta 900 euros al mes y me piden dos meses de fianza. Por eso, he tenido que retirar parte de la cuenta que tengo en Gibraltar. De todas formas, pagaré dos mensualidades, dejaré dos o tres por pagar y me marcharé a otra morada.
Mientras tanto, los días pasan y ahora sólo os queda, nos quedan 421 días para el fin del mundo.

viernes, 7 de octubre de 2011

Quedan 440 días (Descubriendo la existencia del blog)

Ahora sé que me lees. Bueno, tú y algunos cientos de individuos. Y yo pensaba que esto que escribía quedaba simplemente archivado en mi correo electrónico. Hace unos meses, cuando empecé a escribir este diario -o más bien semanario-, decidí guardar cada uno de mis relatos en una cuenta de Hotmail que había creado para ese fin. Durante este tiempo he confiado en que era la mejor forma de preservar mis experiencias, a pesar de que estaba convencido que nadie las iba a leer. Pero, algún avispado informático ha conseguido averiguar mi contraseña e ir colgando cada una de las letras que he escrito en un blog, al que ha titulado "Esto se va a la mierda". ¡Enhorabuena! Ahora sabéis algo más de mí. Después de varios días cavilando he decidido seguir escribiendo y ahora sabiendo que me lee un público. Casi cinco mil personas han perdido el tiempo en leer lo que me ha pasado, lo que he pensado. Imagino que os habréis reído con mis historias. Os aplaudo. Yo también lo hubiera hecho. Y, por esa razón, voy a continuar escribiendo y guardando los textos en mi cuenta de correo; así el listo de turno que la ha 'hackeado' podrá seguir colgando los 'posts' en ese blog. Ahora escribiré sabiendo que me leéis, que tengo un público. Hasta hay una página de Facebook que tiene relación directa con el blog.
¿Que cómo he descubierto todo esto? Buscando en Internet temas relacionados con el fin del mundo. Imaginad queridos amigos la cara de sorpresa que puse cuando me leí. Eso sí, os aseguro que los títulos que pone mi querido pirata no son los mismos que pondría yo. A mí me basta con la cuenta atrás. Él se mofa de mí y pone títulos que aluden al "vampirito". Eso sí, ahora que sé que me seguís de alguna forma, pienso contaros las cosas como son. Algunas las he omitido porque ya las tengo asumidas, pero usaré algo de didáctica para que sepáis el horroroso fin que nos/os espera.
Pero, antes, queridos y anónimos amigos, debo explicar con algo de detenimiento lo que ha pasado en estas casi dos semanas que me he ausentado de vuestras pantallas. Recordaréis que había un tipo que me perseguía. Conseguí hablar con él. Por desgracia para mí, claro. Hace ya casi dos semanas lo vi de lejos en calle Larios. Se dirigía hacia mí con cierta parsimonia. Me estremecí cuando vi que se acercaba a mí con la mirada fija en mí.
- Imagino que quieres saber quién soy y por qué te sigo -me dijo fríamente sin ni siquiera darme un buenos días.
- Pues sí. Y gracias por ahorrarme la saliva -me salió aún más impertinente de lo que podáis deducir en vuestra lectura.
- Nos tomamos un café aquí -señaló a la cafetería Lepanto- y hablamos un poco. ¿Te parece?

Asentí y nos acomodamos en la terraza. Para ganarse mi confianza me aseguró que conocía mis teorías, pero que quería conocerlas con más detenimiento. Creí que era cierto y con el desparpajo de un erudito diserté durante varios minutos sobre el fin del mundo. Mayas, Nostradamus, Nasa... El tipo tomaba notas, pero no expresaba mucho convencimiento.

- ¿Qué escribes? -le pregunté.
- No quiero perder detalles -su respuesta fue tan falsa como improvisada.

Pocos minutos más tarde se acercaron hasta allí dos individuos de cierta corpulencia.

- Señor González, por favor, tiene que acompañarnos -el cerrado acento malagueño evidenciaba que no pertenecían a ningún servicio secreto.
- ¿Dónde? -pregunté con cierto nerviosismo.
- En un sitio mucho más tranquilo.No se preocupe. No le va a pasar nada malo -tras oír esas palabras miré a mi compañero de mesa, que hizo un gesto de aprobación.

Desgraciadamente confíe en esas palabras. Me condujeron hasta la esquina de la calle Larios con la Alameda. Allí, junto al Women's Secret había una furgoneta blanca parada. Entré con ellos. A partir de ahí sólo recuerdo despertarme en una habitación. Estaba mareado. Bueno, más bien sedado. Teresa me miraba detrás de un cristal junto a dos individuos con batas blancas.Pensé que era una pesadilla. Me percaté de que mis muñecas estaban atadas a los extremos de la cama. ¡Estaba en un manicomio! Bueno, llamadlo psiquiátrico. Me tomaron por loco por culpa de la vaca burra. Esa desgraciada convenció a los gestores de aquel hospital de pirados que yo no estaba en mis cabales. Durante más de una semana y media he estado allí contra mi voluntad. Me han hecho cientos de preguntas sobre el fin del mundo, pero lo he negado todo para que me dejaran salir. No ha sido fácil, pero desde ayer estoy fuera.
Imaginad, queridos amigos, cómo me siento. Me toman por un majara sectáreo por mis creencias. Y un día después, entro en un buscador de Internet y descubro que hay casi cinco mil persona que saben de mí por un blog donde relato sin ningún pudor lo que pienso y lo que me pasa.
Pues, como os decía más arriba, si queréis saberlo todo, seguid leyendo esto. Vais a conocer con algo más de detalle lo que va a pasar dentro de 440 días. Yo ya lo he asumido, pero ¿y vosotros? No me importa mucho saber quién es el que se aprovecha de mis textos para hacer un blog. Se oculta bajo el seudónimo de "Hedonista". También hay muchos que han hecho comentarios hirientes, pero no me importan. Yo sólo me centro en disfrutar de esta recta final. Y ahora os digo a todos que sólo quedan 440 días. Aprovechadlos. Si podéis, claro.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Quedan 454 días (Preocupaciones terrenales y siderales)

Llevo toda esta semana reflexionando sobre el misterioso tipo que creo que me persigue y sobre el futuro del planeta. Se supone que dentro de unas horas caerá en alguna parte del globo terráqueo uno de los satélites artificiales que durante años ha permanecido en órbita sin hacer daño a nadie. Ahora lo podría hacer. ¿Dónde caerá? Ésa es la preocupación de muchos. La Nasa juega al despiste, pero no porque no sepa el lugar exacto de su impacto. Llevo años leyendo informes y libros relacionados con este ente internacional y estoy seguro de que es una nueva cortina de humo. Y a los datos me remito. El próximo 8 de octubre vamos a tener un preámbulo de lo que puede acontecer dentro de 454 días. Me estoy refiriendo a Las Dracónidas, una lluvia de meteoritos que afectará precisamente a los satélites que operan en el espacio exterior. Estoy seguro que esto es un aviso. En el  otoño de 2012 tendremos consecuencias nefastas que nos llevarán a la desaparición. No sé si tardaremos horas, días o meses, pero la cuestión es que la tormenta solar que se avecina para dentro de un año y tres meses nos eliminará de la faz de la tierra.
Puede ser que dentro de poco muchos empiecen ya a temer lo peor. Yo lo he hecho hace tiempo y lo he asumido. No sé si es mi deber avisar a los demás, pero tampoco quiero que me tomen por loco y me confundan con el potencial líder de una secta.
Me preocupa mucho más mi futuro personal. En un año y tres meses que me quedan tengo que aprovechar al máximo los placeres de la vida y evitar en la medida de lo posible la negatividad que me ha rodeado en estas últimas semanas. Y lo que me desconcierta ahora es este tipo misterioso que ha vuelto a aparecer esta semana. He verificado que es imposible que hiciera el recorrido desde Lituania a Málaga en cuatro horas. A menos que cogiera un jet privado, claro. Eso lo situaría en un nivel económico muy elevado. Puede ser también que trabaje a las órdenes de una persona o una institución muy acaudalada. Otra posibilidad es que no sea la misma persona. Un gemelo, quizás.
Pero, la cuestión que ahora me trae de cabeza es que ha vuelto a salir en escena. Y estoy seguro de que me sigue. El martes fui a la agencia de viajes que hay en calle San Juan para pedir presupuesto para un futuro viaje (aún no lo tengo claro: Lisboa, Amsterdam, Praga, Berlín o Viena). Mientras que la chica me consultaba algunos precios en su ordenador, vi su rostro a través del escaparate. Ni siquiera disimuló viendo los carteles con las ofertas. Me miraba fijamente. Estaba hierático. Su rostro no mostraba ninguna mueca, pero sin parecer excesivamente rígido. Aún así desprendía seriedad. Me temblaron las piernas, pero le eché valor y salí a buscarlo. No quise ser brusco, pero en cuanto me vio levantarme de la silla, emprendió su huida. No lo vi correr, pero sí iba con paso firme y acelerado. Intenté alcanzarlo, pero se metió por un callejón que conduce al aparcamiento de calle Camas. Y al girar en la esquina lo perdí de vista. Llegué asfixiado por mi esfuerzo y grité impotente un 'hijo de puta'. Anduve por la zona durante unos minutos y me rendí.
Pensé que lo mejor era volver a la agencia y seguir con mis planes. Olvidarme de ese tipo y, sobre todo, no obsesionarme con su procedencia. Entré de nuevo al establecimiento y la chica que me atendía me lanzó una mirada de reproche.

- Lo siento -dije lanzando una sonrisa-. Necesitaba contactar con una persona.
- No pasa nada, pero, es la misma excusa que me puso usted la otra vez.
- ¿La otra vez? -pregunté inquieto.
- Hace dos o tres semanas.. Hizo usted lo mismo. Se levantó y sin decir nada salió corriendo por la puerta. Después pidió disculpas y me siguió pidiendo más información.
- Perdón, creo que me confunde con otra persona. Yo no vengo por aquí desde hace por lo menos un mes. Además, hace tres semanas estaba en Dublín.
- Lo sé. Fue después de su viaje. Le estuvo contando a mi compañera su experiencia en la fábrica de Guiness -confiaba en lo que decía y me lo expresó con su mirada.
- No, creo que está en un error.
- Bueno, piense lo que quiera. Dejemoslo así. El cliente siempre tiene la razón, ¿no? -me respondió con una mueca llena de ironía a la que no pude rebatir.

La conversación me desorientó y provocó que no me concentrara en las ofertas para este otoño. Dije que me tenía que ir porque llegaba tarde a una cita, pero realmente necesitaba huir de allí.
Llevo dos días dándole vueltas a esa posible confusión. Y realmente he llegado a estar desconcertado. Pese a ello, lo más lógico es que me haya confundido con otra persona. He perdido el apetito y he terminado dos días comiendo kebabs que ni siquiera llego a devorar al completo.

Además de eso, tengo poco más que contar. Conocí a las amigas de la novia de Gabi el sábado. Una morena, una rubia y una pelirroja. Dicho así parecen ideales, aunque no son precisamente la perfección física. Pero, mucho sospecho que sus principales taras no están en sus respectivas apariencias. Más bien diría yo que andan un poquito tocadas. De todas formas nos reímos bastante tanto ellas como yo. Les conté mis creencias y se lo tomaron como si fuera una broma de mi parte. Gabi y su novia, Arantxa, estaban más preocupados por dar exhibiciones públicas de amor. La morena se llama Lina (de Catalina, creo); la rubia, Sonia; y de la pelirroja no me acuerdo de su nombre porque sus propias amigas la llaman por el apodo de "Pipi". Podría haber sido peor: la "Calzaslargas, por ejemplo. Físicamente la morena tiene un cuerpo de diez. Es una lástima que su cara no le acompañe. La rubia tampoco es que esté mal, pero he de reconocer que el hecho de que bizquee me echa un poquito para atrás. Cuando estábamos embriagados aludí a un eufemismo de Bukowski que no llegó a entender. Le dije que sus ojos no se terminaban de coordinar.
Este fin de semana volveremos a salir. Preguntaré a Gabi si tengo posibilidades con alguna. Espero que no sea con la pelirroja. No me atraen mucho sus pecas en el cuerpo.Intentaré que éstas sean mis preocupaciones, por muy banales que parezcan, y no otras. Mientras tanto, tomo conciencia de que quedan tan sólo 454 días para que todo esto se vaya al carajo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Quedan 460 días (¿Esquizofrenia paranoide o un hombre misterioso?)

Dublín es una ciudad sorprendentemente pequeña. Bueno, al menos lo es su casco antiguo. Muy poco he visto de lo que dejó escrito James Joyce. Ni rastro de su Ulysses. Mucho souvenir y mucho bar irlandés. También abundan sus bebidas tópicas, la Guiness y el Jameson. De la primera vi su fábrica y me he bebido en una sermana casi diez litros. Viajar en solitario termina siendo a veces tan aburrido que uno suma sus ingestas alcohólicas. Dublín no me ha parecido del todo anodino, pero podría haber sido mejor. La compañía de una mujer me hubiera ido bien, aunque con las miles de tiendas que hay en su centro histórico lo mismo podría haber sido una pesadilla.
Ha sido una semana que me ha venido bien para desconectar. El sol no calienta allí demasiado y menos si se comporta con timidez y se esconde a menudo entre nubes. He evitado días de calor en Málaga y he conseguido ordenar algunas ideas. Necesito relacionarme más, pero también elegir bien mis compañías. Nada de Albertllanes ni Marcelas. Me han aportado más perjuicios que beneficios. Debo ir en busca de Gabi y Rubén. Y quizás de Mónica. No descarto volver a quedar con Zelma. La última vez que la vi fue en la cena que tuvimos en Pedregalejo, pero no me comí un colín con ella.

Pese a estas buenas ideas, mi cabeza está dándole vueltas a algunos cabos sin atar. Espero que aquella sustancia que me dieron en la fiesta de Albertllanes no sea la culpable. Tampoco quiero parecer un paranoico. La cuestión es que noto que me alguien me sigue. En Dublín, no, pero por Málaga sí. Hace dos semanas en el aeropuerto vi a un tipo con chaqueta que no me quitaba el ojo de encima. Estaba inquieto, pero quise pensar que me confundía con otra persona. Me contemplaba mientras pasaba el control de seguridad. A partir de ahí lo perdí de vista. Justo a la vuelta el tipo estaba esperando como un familiar más en la salida de pasajeros. Llevaba el mismo traje negro, algo muy llamativo en pleno mes de septiembre en Málaga. Debía tener unos cuarenta años. Pelo negro, mi misma altura y una complexión atlética. Me inquietaba su mirada. Si me vigilaba, parecía tener la necesidad de que yo lo supiera. Salí a buscar un taxi y notaba que me seguía, pero, cuando me quise dar la vuelta para preguntar qué quería, no estaba. ¿Será mi imaginación? ¿Algún tipo de paranoia? ¿Un brote de esquizofrenia?
La semana ha pasado y no he querido pensar mucho en aquel tipo. He vuelto a establecer contactos con Gabi, pero se ha echado una novia. Dice que la conoció en feria y que tiene muchas amigas de buen ver. Ha insistido en que esta noche salga con ellos dos y las chicas. He dicho que sí y hasta me he ilusionado.Gente con la que hablar. Creo que echaba de menos eso. Que me escuchen.
Anoche, sin embargo, me di una vuelta por el centro. Solitario, pero feliz porque sé que esta noche alguien oirá lo que tengo que decir. Paseaba por la calle Caldererías rumbo a casa después de haber tomado un par de Alhambra 1925 cuando me tropecé de nuevo con ese tipo sospechoso. Iba con una ropa más de esta época del año. Camisa de manga corta y pantalón de lino. Ambos de color beige. Estaba fumando un cigarrillo sentado el restaurante Chiqui. Tenía la mirada ausente, pero sé que adivinó mi presencia. Dudé. Quise preguntarle quién era, pero no me vi capaz. Quise pensar que todo aquello era casualidad. Quizás acompañó y recogió a alguien que iba y venía en el mismo avión que yo. Y anoche simplemente disfrutaba de una cena tranquila y en solitario, como he hecho yo a menudo en los últimos meses.
Todo eso podía ser normal, pero no que apareciera en una fotografía del periódico esta mañana como público en un partido de baloncesto que se jugó ayer en Lituania a las cuatro de la tarde. He mirado bien la imagen y sé qué es él. Además, llevaba de nuevo ese traje negro. Quiero quitarle importancia, pero no puedo del todo porque no soy capaz de encontrarle el sentido. No tiene lógica. Es posible, pero poco probable que haya sido capaz de hacer en tan poco tiempo un viaje desde Kaunas por Málaga. Necesariamente tendría que haber pasado por otro aeropuerto.
Estoy llegando a pensar que es una mala jugada de mi cada vez má maltrecha cabeza. El golpe de la botella de Larios, la sustancia alucinógena que me dieron en la fiesta o el abuso del alcohol pueden ser los culpables. Si me lo vuelvo a encontrar, intentaré hablar con él. Yo no debería estar preocupado por nada de esto. Sólo tendría que estar centrado en disfrutar de los 460 días que quedan para que esto desaparezca.