viernes, 7 de octubre de 2011

Quedan 440 días (Descubriendo la existencia del blog)

Ahora sé que me lees. Bueno, tú y algunos cientos de individuos. Y yo pensaba que esto que escribía quedaba simplemente archivado en mi correo electrónico. Hace unos meses, cuando empecé a escribir este diario -o más bien semanario-, decidí guardar cada uno de mis relatos en una cuenta de Hotmail que había creado para ese fin. Durante este tiempo he confiado en que era la mejor forma de preservar mis experiencias, a pesar de que estaba convencido que nadie las iba a leer. Pero, algún avispado informático ha conseguido averiguar mi contraseña e ir colgando cada una de las letras que he escrito en un blog, al que ha titulado "Esto se va a la mierda". ¡Enhorabuena! Ahora sabéis algo más de mí. Después de varios días cavilando he decidido seguir escribiendo y ahora sabiendo que me lee un público. Casi cinco mil personas han perdido el tiempo en leer lo que me ha pasado, lo que he pensado. Imagino que os habréis reído con mis historias. Os aplaudo. Yo también lo hubiera hecho. Y, por esa razón, voy a continuar escribiendo y guardando los textos en mi cuenta de correo; así el listo de turno que la ha 'hackeado' podrá seguir colgando los 'posts' en ese blog. Ahora escribiré sabiendo que me leéis, que tengo un público. Hasta hay una página de Facebook que tiene relación directa con el blog.
¿Que cómo he descubierto todo esto? Buscando en Internet temas relacionados con el fin del mundo. Imaginad queridos amigos la cara de sorpresa que puse cuando me leí. Eso sí, os aseguro que los títulos que pone mi querido pirata no son los mismos que pondría yo. A mí me basta con la cuenta atrás. Él se mofa de mí y pone títulos que aluden al "vampirito". Eso sí, ahora que sé que me seguís de alguna forma, pienso contaros las cosas como son. Algunas las he omitido porque ya las tengo asumidas, pero usaré algo de didáctica para que sepáis el horroroso fin que nos/os espera.
Pero, antes, queridos y anónimos amigos, debo explicar con algo de detenimiento lo que ha pasado en estas casi dos semanas que me he ausentado de vuestras pantallas. Recordaréis que había un tipo que me perseguía. Conseguí hablar con él. Por desgracia para mí, claro. Hace ya casi dos semanas lo vi de lejos en calle Larios. Se dirigía hacia mí con cierta parsimonia. Me estremecí cuando vi que se acercaba a mí con la mirada fija en mí.
- Imagino que quieres saber quién soy y por qué te sigo -me dijo fríamente sin ni siquiera darme un buenos días.
- Pues sí. Y gracias por ahorrarme la saliva -me salió aún más impertinente de lo que podáis deducir en vuestra lectura.
- Nos tomamos un café aquí -señaló a la cafetería Lepanto- y hablamos un poco. ¿Te parece?

Asentí y nos acomodamos en la terraza. Para ganarse mi confianza me aseguró que conocía mis teorías, pero que quería conocerlas con más detenimiento. Creí que era cierto y con el desparpajo de un erudito diserté durante varios minutos sobre el fin del mundo. Mayas, Nostradamus, Nasa... El tipo tomaba notas, pero no expresaba mucho convencimiento.

- ¿Qué escribes? -le pregunté.
- No quiero perder detalles -su respuesta fue tan falsa como improvisada.

Pocos minutos más tarde se acercaron hasta allí dos individuos de cierta corpulencia.

- Señor González, por favor, tiene que acompañarnos -el cerrado acento malagueño evidenciaba que no pertenecían a ningún servicio secreto.
- ¿Dónde? -pregunté con cierto nerviosismo.
- En un sitio mucho más tranquilo.No se preocupe. No le va a pasar nada malo -tras oír esas palabras miré a mi compañero de mesa, que hizo un gesto de aprobación.

Desgraciadamente confíe en esas palabras. Me condujeron hasta la esquina de la calle Larios con la Alameda. Allí, junto al Women's Secret había una furgoneta blanca parada. Entré con ellos. A partir de ahí sólo recuerdo despertarme en una habitación. Estaba mareado. Bueno, más bien sedado. Teresa me miraba detrás de un cristal junto a dos individuos con batas blancas.Pensé que era una pesadilla. Me percaté de que mis muñecas estaban atadas a los extremos de la cama. ¡Estaba en un manicomio! Bueno, llamadlo psiquiátrico. Me tomaron por loco por culpa de la vaca burra. Esa desgraciada convenció a los gestores de aquel hospital de pirados que yo no estaba en mis cabales. Durante más de una semana y media he estado allí contra mi voluntad. Me han hecho cientos de preguntas sobre el fin del mundo, pero lo he negado todo para que me dejaran salir. No ha sido fácil, pero desde ayer estoy fuera.
Imaginad, queridos amigos, cómo me siento. Me toman por un majara sectáreo por mis creencias. Y un día después, entro en un buscador de Internet y descubro que hay casi cinco mil persona que saben de mí por un blog donde relato sin ningún pudor lo que pienso y lo que me pasa.
Pues, como os decía más arriba, si queréis saberlo todo, seguid leyendo esto. Vais a conocer con algo más de detalle lo que va a pasar dentro de 440 días. Yo ya lo he asumido, pero ¿y vosotros? No me importa mucho saber quién es el que se aprovecha de mis textos para hacer un blog. Se oculta bajo el seudónimo de "Hedonista". También hay muchos que han hecho comentarios hirientes, pero no me importan. Yo sólo me centro en disfrutar de esta recta final. Y ahora os digo a todos que sólo quedan 440 días. Aprovechadlos. Si podéis, claro.

2 comentarios:

  1. ¡Peliculero! ¡Aquí ya solo falta el séptimo de caballería!

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja, di que sí,un poco peliculero si que esta siendo! pero bueno, teniendo en cuenta que son historias inventadas! que mas da una mas!

    ResponderEliminar