miércoles, 26 de octubre de 2011

Quedan 421 días (Predicciones para los próximos meses avaladas por los mayas)

Llevo casi veinte días sin escribir ni una palabra. Realmente no he conseguido sobreponerme del todo al hecho de que llevéis más de seis meses leyéndome. Y yo sin enterarme.Durante las tres últimas semanas he estado analizando los comentarios que me habéis dejado. En general, tengo la sensación de que me tomáis por un pirado. No tengo que demostrar nada a nadie. Pero, como dije en el anterior relato, voy a seguir escribiendo y guardando los textos en mi cuenta de hotmail, que está hackeada. No voy a cambiar la contraseña para ponérselo fácil al pirata que cuelga todo esto en la red. Lo hago porque no me importa para nada vuestra opinión. Yo continúo viviendo de la mejor forma posible el poco tiempo que nos queda, mientras que vosotros os limitáis a reíros de mí. Cuando el sabio señala a la Luna, los tontos miran el dedo.O algo así.
Lo que no entiendo es por qué no os dais cuenta de lo que está pasando últimamente. Sin ir más lejos, desde la última vez que escribí ha habido varios terremotos (Uno de ellos muy cerquita de aquí), siguen incrementándose el movimiento de los indignados, la economía sigue resintiéndose en todo el mundo,... Esto es el principio del fin. Advertidos quedáis. Estamos cumpliendo un ciclo planetario, que se hará más evidente y definitivo en 2012. No lo digo yo, lo dicen los científicos.Son muchos los que ya avisan de que el planeta se va a resentir muy pronto. Después está el factor humano, claro. Los descontentos contra el abuso de unos pocos. Se está dejando notar y se hará más evidente en los próximos meses. Es más, me temo que cuando entremos en el próximo año, me resulte a mí también más difícil de los placeres que nos ofrece la vida en estos tiempos. Seguro que ninguno de vosotros se ha preocupado en este tiempo de averiguar lo que se dice en el el Chilam Balam de Chumayel, el libro sagrado de los mayas. En él encontraréis algunas claves importantes. Os recuerdo que esta civilización, llena de misterios sin dilucidar aún hoy día, es la que más os pueden sorprender por sus aciertos científicos. Sabían sobre todo de astrología. Predijeron eclipses y sabían perfectamente la trayectoria que iban a recorrer algunos meteoritos. Ellos predijeron que desde el eclipse de 1999 en adelante el mundo se iría preparando para el final de los días. Llevamos más de una década viendo como los desastres naturales van en aumento, los conflictos bélicos no paran de soliviantar a algunos pueblos oprimidos, el cambio climático se deja notar y la economía internacional ha conseguido tocar techo y suelo en cuestión de meses en el mundo que se supone más civilizado. Todo eso es lo que predicen las escrituras más valoradas de los mayas. No me invento nada. Podría estar horas escribiendo, pero no os lo voy a dar todo hecho. Sólo puedo adelantaros que, por lo que he deducido durante años dedicados a este tema, en los próximos meses (seguramente antes de final de año o en el próximo invierno) vamos a vivir un gran desorden social y una de nuestras formas más importantes de comunicación va a poner en evidencia la capacidad tecnológica del sistema actual. Mi buen amigo pirata espero que subraye esto para que quede constancia y veáis que no estoy tan loco como pensáis.
Mientras tanto, la vida continúa. Y la mía no va mal. Se acabó el verano, pero realmente fue hace poco.Por culpa de mi supuesta 'locura' he tenido que posponer mi viaje a Dublín. Seguramente lo harén en unas cuantas semanas. Me ha venido bien para aprovechar el buen tiempo que nos quedaba aquí. Al final, me quedo con los meses de septiembre y octubre en nuestra querida Costa del Sol. Para quitarme las penas por lo que habéis puesto de mí en ese blog, me fui una semana al hotel de Benahavís donde se alojó la familia de Obama. Toda una semana de descanso y relax: Masajes, hidroterapia, grandes comilonas en los restaurantes del pueblo y mucho vino. Mi salud ha mejorado notablemente. Lo noto. Quizás sea porque también he conocido en el hotel a una camarera polaco que me ha encandilado. Se llama Kasienka, que traducido a nuestro idioma significaría algo así como pura. No creo que lo sea mucho, pero poco me importan. No me atrae por la castidad que se desprendería de su nombre sino más bien por sus curvas. Soy así de simple en estos tiempos que corren. He coqueteado varias veces con ella durante mi estancia, pero ha sido tan profesional que casi me voy sin conseguir su teléfono. Al final, me lo pasó debajo de una servilleta en la penúltima noche que estuve alojado allí. Al día siguiente descansaba, así que la llamé y la invité a dar un paseo por Puerto Banús. Habla bastante bien español y es muy agradable. Además de su cuerpo voluptuoso, tiene una cabeza con ojos azules, cabello rubio y una boca enorme que iluminaría la noche más triste con sólo sonreír. Perdonad por lo poético que me he puesto. Puede que ella lo merezca, pero yo lo único que quiero ahora mismo es tirármela. Y no una vez, claro. Hasta que quede bien saciado. Por eso, la he invitado a visitarme en Málaga el próximo lunes. Descansa ese día y el martes, así que aprovecharé bien la ocasión. Por eso, lo primero que he hecho cuando he llegado a mi casita de Pedregalejo ha sido coger lo necesario y buscar un piso con más estilo en el centro histórico. Mañana voy a ver un ático cercano a la plaza de la Constitución. Cuesta 900 euros al mes y me piden dos meses de fianza. Por eso, he tenido que retirar parte de la cuenta que tengo en Gibraltar. De todas formas, pagaré dos mensualidades, dejaré dos o tres por pagar y me marcharé a otra morada.
Mientras tanto, los días pasan y ahora sólo os queda, nos quedan 421 días para el fin del mundo.

viernes, 7 de octubre de 2011

Quedan 440 días (Descubriendo la existencia del blog)

Ahora sé que me lees. Bueno, tú y algunos cientos de individuos. Y yo pensaba que esto que escribía quedaba simplemente archivado en mi correo electrónico. Hace unos meses, cuando empecé a escribir este diario -o más bien semanario-, decidí guardar cada uno de mis relatos en una cuenta de Hotmail que había creado para ese fin. Durante este tiempo he confiado en que era la mejor forma de preservar mis experiencias, a pesar de que estaba convencido que nadie las iba a leer. Pero, algún avispado informático ha conseguido averiguar mi contraseña e ir colgando cada una de las letras que he escrito en un blog, al que ha titulado "Esto se va a la mierda". ¡Enhorabuena! Ahora sabéis algo más de mí. Después de varios días cavilando he decidido seguir escribiendo y ahora sabiendo que me lee un público. Casi cinco mil personas han perdido el tiempo en leer lo que me ha pasado, lo que he pensado. Imagino que os habréis reído con mis historias. Os aplaudo. Yo también lo hubiera hecho. Y, por esa razón, voy a continuar escribiendo y guardando los textos en mi cuenta de correo; así el listo de turno que la ha 'hackeado' podrá seguir colgando los 'posts' en ese blog. Ahora escribiré sabiendo que me leéis, que tengo un público. Hasta hay una página de Facebook que tiene relación directa con el blog.
¿Que cómo he descubierto todo esto? Buscando en Internet temas relacionados con el fin del mundo. Imaginad queridos amigos la cara de sorpresa que puse cuando me leí. Eso sí, os aseguro que los títulos que pone mi querido pirata no son los mismos que pondría yo. A mí me basta con la cuenta atrás. Él se mofa de mí y pone títulos que aluden al "vampirito". Eso sí, ahora que sé que me seguís de alguna forma, pienso contaros las cosas como son. Algunas las he omitido porque ya las tengo asumidas, pero usaré algo de didáctica para que sepáis el horroroso fin que nos/os espera.
Pero, antes, queridos y anónimos amigos, debo explicar con algo de detenimiento lo que ha pasado en estas casi dos semanas que me he ausentado de vuestras pantallas. Recordaréis que había un tipo que me perseguía. Conseguí hablar con él. Por desgracia para mí, claro. Hace ya casi dos semanas lo vi de lejos en calle Larios. Se dirigía hacia mí con cierta parsimonia. Me estremecí cuando vi que se acercaba a mí con la mirada fija en mí.
- Imagino que quieres saber quién soy y por qué te sigo -me dijo fríamente sin ni siquiera darme un buenos días.
- Pues sí. Y gracias por ahorrarme la saliva -me salió aún más impertinente de lo que podáis deducir en vuestra lectura.
- Nos tomamos un café aquí -señaló a la cafetería Lepanto- y hablamos un poco. ¿Te parece?

Asentí y nos acomodamos en la terraza. Para ganarse mi confianza me aseguró que conocía mis teorías, pero que quería conocerlas con más detenimiento. Creí que era cierto y con el desparpajo de un erudito diserté durante varios minutos sobre el fin del mundo. Mayas, Nostradamus, Nasa... El tipo tomaba notas, pero no expresaba mucho convencimiento.

- ¿Qué escribes? -le pregunté.
- No quiero perder detalles -su respuesta fue tan falsa como improvisada.

Pocos minutos más tarde se acercaron hasta allí dos individuos de cierta corpulencia.

- Señor González, por favor, tiene que acompañarnos -el cerrado acento malagueño evidenciaba que no pertenecían a ningún servicio secreto.
- ¿Dónde? -pregunté con cierto nerviosismo.
- En un sitio mucho más tranquilo.No se preocupe. No le va a pasar nada malo -tras oír esas palabras miré a mi compañero de mesa, que hizo un gesto de aprobación.

Desgraciadamente confíe en esas palabras. Me condujeron hasta la esquina de la calle Larios con la Alameda. Allí, junto al Women's Secret había una furgoneta blanca parada. Entré con ellos. A partir de ahí sólo recuerdo despertarme en una habitación. Estaba mareado. Bueno, más bien sedado. Teresa me miraba detrás de un cristal junto a dos individuos con batas blancas.Pensé que era una pesadilla. Me percaté de que mis muñecas estaban atadas a los extremos de la cama. ¡Estaba en un manicomio! Bueno, llamadlo psiquiátrico. Me tomaron por loco por culpa de la vaca burra. Esa desgraciada convenció a los gestores de aquel hospital de pirados que yo no estaba en mis cabales. Durante más de una semana y media he estado allí contra mi voluntad. Me han hecho cientos de preguntas sobre el fin del mundo, pero lo he negado todo para que me dejaran salir. No ha sido fácil, pero desde ayer estoy fuera.
Imaginad, queridos amigos, cómo me siento. Me toman por un majara sectáreo por mis creencias. Y un día después, entro en un buscador de Internet y descubro que hay casi cinco mil persona que saben de mí por un blog donde relato sin ningún pudor lo que pienso y lo que me pasa.
Pues, como os decía más arriba, si queréis saberlo todo, seguid leyendo esto. Vais a conocer con algo más de detalle lo que va a pasar dentro de 440 días. Yo ya lo he asumido, pero ¿y vosotros? No me importa mucho saber quién es el que se aprovecha de mis textos para hacer un blog. Se oculta bajo el seudónimo de "Hedonista". También hay muchos que han hecho comentarios hirientes, pero no me importan. Yo sólo me centro en disfrutar de esta recta final. Y ahora os digo a todos que sólo quedan 440 días. Aprovechadlos. Si podéis, claro.