martes, 19 de abril de 2011

Quedan 611 días

He pospuesto mi idea de pedir el préstamo personal hoy lunes. Hasta que no se me vaya el moratón del ojo no es conveniente que lo haga. No es mi mejor cara. Lo que tengo claro es la cantidad y los plazos. Sesenta mil euros a diez años, el tiempo máximo permitido. De esta forma, tendré que pagar casi novecientos euros mensuales. Como nos queda poco más de año y medio para el fin, he decidido que abonaré sólo las quince primeras cuotas, es decir, hasta agosto de 2012. Las entidades bancarias no empiezan a reclamar los impagos hasta que pasa de un trimestre. Por tanto, he calculado que, en el caso de que me aprueben este crédito, me quedarían para gastar a mi libre disposición algo más de cuarenta y cinco mil euros. A eso uniré los veinte mil de la sociedad gibraltareña, la mitad de la indemnización por despido improcedente y la mitad de la prestación por desempleo. En total, rozaré los cien mil euros. No estará mal para seiscientos días. Unos 150 euros diarios. Hoy he repasado todo el plan para la semana que viene: Divorcio, despido improcedente y préstamo personal. Ni siquiera Gabi sabe nada sobre mis planes. Él está convencido de que lo único que quiero es huir de mi hasta ahora vida gris. En parte tiene razón, pero menosprecia todo lo que le he contado sobre el fin de este planeta. Allá él.
Sobre todo esto he discurrido esta mañana en los Baños del Carmen. Hasta allí he tenido que escaparme de la Semana Santa. Me he conectado con mi diminuto portátil a Internet y he entrado en Facebook. Me ha llegado una notificación (¡qué administrativo!) en la que dice “Adriana Peláez ha aceptado tu solicitud de amistad”. Sí, la misma que me dejó hacer el 'vampirito'. He deducido que la tuve que agregar el primer día que me metí en esta página por el nexo que tiene con Gabi. Me he atrevido a escribirle algo: “Oye, espero que lo que pasó el sábado por la noche quede entre tú, tu regla y yo, jejeje”. Dos horas más tarde me ha llamado Gabi con su irritante carcajada. Al parecer he puesto el mensaje en un muro donde todos los amigos de Adriana lo han podido leer. Al menos hasta las dos de la tarde, momento en el que por fin he logrado borrarlo desde mi ordenador siguiendo las indicaciones de Gabi. Me ha dicho que Adriana no podía eliminar el mensaje porque estaba de viaje. Después de mi mensaje han aparecido cuatro comentarios de amigos de ella donde se burlan de ella, de su regla y de mí. Patético.
Para desquitarme me he ido a comer al Café de París. Dicen que tiene una Estrella Michelín, pero no me he quedado del todo saciado. He dado una vuelta por La Malagueta y he aprovechado para leer los mensajes que me ha enviado Teresa: “Si necesitas algo, llámame. Me tienes muy preocupada”. “No entiendo tu actitud. Tus hijos y yo te queremos”. “¿Por qué dejas de quererme ahora? ¿Qué he hecho mal?” “Espero que el lunes hablemos claro y rectifiques”. “Tus hijos te echan mucho de menos”. Este último sms me ha hecho reaccionar. La he llamado. Ha estado muy simpática, pero he sido muy tajante. “Quiero hablar con los niños”. Me los ha pasado con el manos libres activado. Simplemente les he dicho que estoy bien y que esto es lo mejor para todos. Ellos me han preguntado que cuándo volvería. “Papá está de viaje y tardará mucho en regresar a casa. Quizás ni le dé tiempo a volver”. Cuando he soltado esta frase, he podido escuchar el llanto algo contenido de Teresa. Antes de colgar, les he dicho a los dos pequeños demonios que cuiden de su madre. Tengo que reconocer que me han dado los tres algo de pena.
He pasado el resto de la tarde por La Malagueta. He indagado en algunos nuevos foros sobre el fin del mundo. Hay algunos católicos radicales que señalan que el fin del mundo llegará el próximo 21 de mayo, es decir, en poco más de un mes. Es una de las tesis que estudié hace tiempo, pero tiene un error de base. Parten de la idea que la Creación tuvo lugar en 11013 antes de Cristo y no en 4004. De todas formas, las matemáticas nunca han sido el fuerte de esta religión. Tiene más sentido la teoría maya, a pesar de que muchos dicen ahora que no será el fin del mundo exactamente. Sólo el cambio de una era en la existencia de este planeta. No lo creo. Extrañamente coincide mucho con lo predicho por Nostradamus, que encontraría su apoyo científico en la previsión de la tormenta solar que, según la Nasa, afectará a la Tierra en esas fechas.
He cogido un taxi y he pedido que me lleve hasta Rincón de la Victoria. He cenado en La Cristalera, un coqueto restaurante situado en el paseo marítimo. He pasado muchos días en esa playa y siempre me he quedado con las ganas de comer allí porque la vaca burra decía que se comía poco y era caro. Por cincuenta euros he tomado varias 'delicatessen' hechas con marisco, que he regado convenientemente con un vino blanco de Rueda. Mientras cenaba he estado viendo en Internet algunos posibles destinos para escaparme algunos días. Eso será posible en cuanto me concedan la indemnización y el préstamo. Estoy pensando ir a París, Londres, Dublín, Berlín o Amsterdam. Siempre me he considerado un urbanita y hasta hace muy poco un viajero frustrado. Ahora tendré la oportunidad de ponerle remedio. Entre otras cosas porque sólo quedan 611 días para que todo esto se acabe.





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