viernes, 17 de junio de 2011

Quedan 552 días (Se aproxima un ciclón argentino)

No sé todavía cómo he podido llegar a esta situación. Con lo tranquilo que andaba yo con mi vida sibarita, y ahora me encuentro con el corazón dividido, nunca mejor dicho, entre dos mujeres. Con Mónica he pasado una buena semana. Al fin ha accedido a acostarse conmigo. Lo hizo primero el domingo. Y repetimos anoche. Pero, desde entonces la veo a veces excesivamente cariñosa, rozando lo empalagoso. En otras ocasiones, la percibo algo ausente e incluso fría. Por su parte, Marcela viene en pocas horas. A las ocho de la tarde tengo que ir a buscarla al aeropuerto. Esta argentina me da miedo. No sé cuánto dinero se ha podido gastar en llamadas, pero me ha telefoneado una media de cuatro veces cada día. Esta historia roza lo obsesión. Tendría que haber cortado por lo sano mucho antes.
A Mónica le dije ayer tarde que venía una prima argentina. He tenido que inventar una historia bastante rebuscada para justificar por qué se queda en mi casa y no en la de cualquier otro familiar. También ha sido un poco enrevesado el argumento para explicar lo de mi supuesta familia sudamericana. Parece que se lo ha creído y ha mostrado su conformidad. Tanto ha sido así que dice que quiere conocerla. Y, claro está, ahí he caído en mi propia trampa. Creo que voy a reservar una habitación en algún hotel de la ciudad para llevarme hasta allí a Marcela. Apagaré el móvil e inventaré alguna otra historia. Después de varias horas de insomnio, mientras mi queridísima 'pihippy' duerme a pierna suelta en mi cama, es lo único que se me ocurre. El resultado no puede ser más que desastroso. Otra opción que no descarto aún es dejar tirada a Marcela y, por supuesto, también apagar el móvil. Pero, no creo que tampoco sea lo mejor. Fui tan lelo que le di la dirección del apartamento. En ese caso, también tendría que buscar algún hotel. Y no me fío mucho de lo que pueda hacer esta loca después. Tampoco descarto hablar con Rubén para que me deje su piso, al menos durante este fin de semana. Se va a Amsterdam hoy y vuelve el lunes. El problema está en que Marcela sólo viene de momento con billete de ida. Me dijo ayer que el de vuelta ya lo comprará cuando lo vea conveniente.
Todo este enredo me ha hecho también reflexionar. Yo tenía que estar mucho más tranquilo y dejarme de enganches sentimentales que sólo me crean angustia. Lo mío es disfrutar en esta dichosa cuenta atrás. Este mundo está empezando su particular agonía y yo apenas he comenzado a vivir despreocudamente este tramo que nos queda. He echado un vistazo a los periódicos estos días. Y todo sigue el rumbo hacia el caos. El problema es que la gran mayoría no sabe interpretar las noticias, pero yo afortunadamente hace tiempo que sé encajar las piezas en el puzzle. Creo que pronto tocará alguna pandemia o una catástrofe natural. No es un presentimiento. Es la lógica de esta paulatina autodestrucción mundial. Un paso más.
Ayer por la mañana desayuné con Gabi y le expliqué algunos detalles de mis teorías. Analicé con él el periódico, pero él sólo se lo tomó a broma. Con su particular ironía, me dijo que si el chef Dani García hacía una versión del campero malagueño, estaba claro que el fin del mundo se acababa. No le encontré la gracia, pero allá él si aún no me cree. Me toma por un pirado, pero estoy seguro de que no soy el único que está convencido de que esto se va a la mierda. Descontentos políticos, desastres naturales, problemas con la alimentación y hasta un eclipse lunar. Esto último es sólo un símbolo, pero tiene una relación estrecha con lo que pasa en el planeta.
Precisamente, lo estuve observando el fenómeno natural junto a Mónica en la playa del Peñón del Cuervo. No sé dónde está la parte romántica de un eclipse, pero le seguí la corriente porque se mostraba muy cariñosa. Estuve con ella y con algunos amigos suyos. Eso la libró de un buen achuchón entre las toallas y la arena. Gabi y Rubén me criticaron duramente por saltarme la cita del miércoles, pero me parece bastante estúpido que ese dichoso día de la semana tenga que ser una cita ineludible. Obligaciones las mínimas o ninguna, por favor.
Mientras escribo, estoy observando a Mónica como se mueve por la cama. Creo que me está buscando con su cuerpo y, claro está, no me encuentra. Me voy a volver a acostar para aprovechar los rescoldos de su calor. Al menos, espero empezar el día con ese desfogue. Lo que pase en las próximas horas mucho me temo que no va a ser tan placentero. En cuanto la 'pihippy' se vaya de casa, tendré que tomar una decisión y dedicar todo el día para montar el dispositivo.
Y entretanto sigue pasando el tiempo. En estos momentos, sólo quedan 552 días y algunas horas para que esto se vaya al carajo.

2 comentarios:

  1. Eres un liante de mucho cuidado, Ernesto. ¿Qué necesidad tienes de ocultar e inventarte historias raras? Tú, que eres un hedonista confiado en que todo se va a a la mismísima mierda, tienes que dejar claro que SOLO QUIERES FOLLAR. Y déjate de historias, ponte un letrero "QUIERO FOLLAR GRATIS", y seguro seguro que habrá alguien dispuesto, aunque sea la mismísima Carmen de Mairena.

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  2. Bueno, debes estar en medio del ciclón, porque hace dias que no dices nada.....

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