viernes, 26 de agosto de 2011

Quedan 482 días (Otra vez en el hospital)

No paso por mi mejor momento. Mi salud parece que se resquebraja. En el hospital me recetaron unas inyecciones de un anticoagulante para evitar problemas durante mis días de recuperación. Y ni siquiera las compré en la farmacia. La consecuencia no se ha dejado esperar. De nuevo, he estado ingresado en un centro hospitalario. El lunes estaba tan tranquilo en Las Chanclas tomando un orujo de hierba y sentí un fuerte mareo. Una camarera llamó al 061 y les explicó mi situación. Antes de que llegara la ambulancia hice un esfuerzo por levantarme, pero terminé cayendo en el paseo marítimo ante el pavor de todos los presentes. Mi cabeza se dio un buen golpe contra el muro que hace de separación con la arena de la playa. Por culpa de ese testarazo he estado encamado hasta esta mañana.
Los médicos han observado varias anomalías en los análisis. Yo les he explicado que tengo la sensación de haber sido drogado hace algunos días, pero no parece importarles mucho. Me han dado el alta médica esta mañana, aunque me han pedido que repose mi tobillo, pero sin olvidarme de los anticoagulantes. También me han pedido que cuida mi dieta y evite en la medida de lo posible el alcohol y las comidas grasas.
El próximo martes me retirarán la férula y podré empezar a caminar. Tengo que prepararme para el viaje a Dublín, aunque con esta racha de desgracias uno se pone a reflexionar sobre lo que está pasando. No es normal que me dé una paliza mi ex mujer, que me lleven casi a rastras por un río salvaje, que me droguen y me dejen sin conciencia durante más de dos días, que me haga un esguince al intentar salir de una casa donde me vi encerrado, que se me forme un coágulo en la sangre y que me dé un fuerte golpe en la cabeza por mareo. Creo que agosto ha sido más que aciago. Un verdadero infierno. ¿Será esto una señal que indica que no voy por buen camino? ¿Tendré que cambiar mi actitud con respecto al fin del mundo? Noto que no sé quién soy. No me reconozco en absoluto. Sólo tengo un ansia, disfrutar, pero ahora mismo creo que no lo estoy consiguiendo en absoluto. Espero que Dublín me dé otra visión más positiva. Mientras tanto, quedan 482 días para que esto, creo, se vaya a la mierda.


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